miércoles, 13 de agosto de 2008

La primera vez que me sentí padre.

Me vais a permitir que haga un poco de historia, a finales de los años 50 y principios de los 60, nacimos en una zona de León llamada el Páramo, una grupo de niños que, gracias al esfuerzo y sacrificio de nuestros padres, tuvimos la oportunidad de salir del medio rural del que procedíamos.


Con el paso de los años, ya en nuestra juventud, se fueron creando entre nosotros fuertes vínculos de amistad los cuales han llegado intactos e incluso reforzados hasta nuestros días.

Recuerdo, de aquellos años de juventud, que una de las experiencias que más me marcó, probablemente porque no tenía nada que ver con lo que nos estaba ocurriendo al resto del grupo, ya sabéis, lo típico, fiestas, parejas, experiencias profesionales, etc., como decía anteriormente para mi el acontecimiento que mas me impresionó, en aquellos momentos de mi vida, fue el nacimiento de Héctor, era el primer niño de un miembro del grupo y eso hizo que de alguna manera lo sintiera como un hijo propio.

El primer recuerdo claro y nítido que tengo de Héctor y que fue muy importante para mí, transcurre en Barcelona. A los pocos meses de nacer Héctor, su madre Lola fue a visitarme; en aquella época yo vivía en Barcelona, ciudad en la que Javier y Lola empezaron su andadura como pareja. Lola venía con Héctor, un niño precioso que, entre otros sentimientos como ternura, protección y mucho amor hizo que sintiera, por primera vez en mi vida, el instinto paternal.

De aquellos días en Barcelona recuerdo perfectamente una tarde en la que salimos a pasear por las Ramblas y lo que hice fue coger el carrito donde iba Héctor y pasearlo con la frente bien alta, con esa actitud de orgullo paterno y como diciendo a la gente que nos cruzábamos, "mirar que bebé mas hermoso y yo soy su padre”.

Gracias Héctor, tu sembraste en mi la semilla de la paternidad.

Paco Santamaría

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